¿por qué?

TUS MOMENTOS FAVORITOS DE BALONCESTO.

EN LA CAMISETA.

Si alguna vez te has encontrado pasando horas en Youtube viendo lo más destacado de Allen Iverson o tratando de encontrar las estadísticas de Andris Biedrins a las 3 am en referencia de baloncesto, entonces estás en el lugar correcto!

 

Si no sabes quién es Andris Biedrins, bueno...

 
Lo siento por ti.

 


Para nosotros, que crecimos entre los años 90 y 2000, el baloncesto no es sólo un deporte, es mucho más: lo respiramos, lo miramos, nos encanta.

Pasamos las tardes en la cancha emulando las hazañas de los mejores jugadores o tratando de hundir como ellos, fallando miserablemente sin siquiera tocar el borde ("eh pero ayer lo hice!").

 

¿POR QUÉ HACEMOS ESTO?

Nuestra misión consiste en una dulce serenata a la atmósfera de los años 90 y 00, que queremos compartir. Un nostálgico chapuzón en el pasado, cantando los odios de aquellos jugadores que, de una manera u otra, acompañaron nuestra infancia.

 

YIN & YANG

Amor y odio, vida y muerte, Yin y Yang. 

Los opuestos atraen y, gracias a ellos, hemos aprendido el arte celestial de pick n roll, gritando "¡Stockton to Malone!" con la magia rota sólo en la gigantesca figura de Michael Jordan.

Nos atrae constantemente lo que odiamos, no podemos evitarlo.

 

PURE TALENT

La nostalgia no es un enemigo para ser derrotado o librado con la espada tratada como muchos piensan, pero debe ser de humor y seguido. 

En resumen... Quién nunca ha mirado a Derrick Rose en los últimos años y pensó "quién sabe lo que habría pasado si no tiene rodillas de cristal" con en mente la imagen del premio MVP.

Porque no hay nada más romántico que un talento cristalino desperdiciado o un fenómeno que, probablemente en algún trato con el diablo, intercambiaron el talento superior para las rodillas quebradizas como una silla IKEA con Shaquille O'Neal en la parte superior (mención honorífica: Brandon Roy).

 

¡NO EN MI CASA!

O podríamos hablar de esos gestos que permanecen en la historia. Al igual que ese índice de dedos, repetido de nuevo hoy en la cancha cuando detenemos a nuestro mejor amigo y queremos aclamar nuestra superioridad: "¡No en mi casa!".

Estas son señales que nunca nos dejarán.

QUEREMOS QUE RAPRESENTE TODO ESTO EN LAS CAMISETAS. DÉJALOS HABLAR.